domingo, 26 de agosto de 2012

Belleza vs. Acuerdos Culturales

Los modelos de belleza siempre se definieron por acuerdos culturales. Es como un chip que ha sido implantado en nuestro cerebro que nos indica qué es lo culturalmente bello y aceptado. En la actualidad, con la magnitud que ha alcanzado internet y su poder de difusión, las tendencias son muchas y se manifiestan de forma simultánea.


Vale aclarar la diferencia entre moda y tendencia: la primera es un sistema que va cambiando y que abarca todos los rubros (indumentaria, decoración, olores, maneras de pensar y expresarse, colores, etc) mientras que la tendencia es la manifestación de la moda, por lo general pasajera y selectiva ya que no todo lo que es tendencia fue pensado para el total de los mortales, como por ejemplo el uso de tops que dejan al descubierto el vientre, las minifaldas, el uso de colores flúo, entre muchísimos otros.
Lo esencial es poder adaptar las tendencias a nuestro estilo propio y diferenciarnos de aquel que los diseñadores han creado para nosotros con el objetivo de lograr una imagen personal que refleje lo que somos en esencia; lo que pensamos, sentimos, respiramos, anhelamos, lo que nos agrada y lo que nos disgusta, lo que creemos que es bello y nos embellece usarlo, aquello con lo que estamos de acuerdo y con lo que no. El estilo personal y la imagen que le brindamos al mundo dicen mucho de nosotros y es importante tener en cuenta lo que comunicamos cuando nos vestimos, desde el color que hemos escogido hasta el tipo de prenda. Todos esos elementos “hablan”, los colores vibran y generan una respuesta en los demás.



No es lo mismo ir a una entrevista de trabajo vestido de negro o azul que de rojo o marrón. Se trata de manejar las sutilezas y tomar conciencia del mensaje subliminal que enviamos hacia el exterior cuando hacemos elecciones que tienen que ver con nuestra imagen. No es casualidad que existan especialistas en imagen y comunicación no verbal. Es la base de las relaciones interpersonales y se ve claramente en la política donde se estudian atentamente las características vinculadas con la imagen y percepción de la población con respecto del gobierno.


En los últimos tiempos han tomado fuerza los aficionados de la moda a través de Internet mostrándose diferentes a los demás y expresándose a través de todos los elementos que conforman su estilo como la indumentaria, su manera de hablar, el corte de cabello, el maquillaje, la mascota, su filosofía de vida, los colores que utilizan en todos los aspectos de su vida (casa, vestimenta, objetos laborales y personales), etc. Nuevamente, la belleza radica en encontrarnos bellos por dentro, en sentirnos bellos sin importar el presupuesto destinado a la indumentaria o a los objetos de lujo. La belleza de estos tiempos rescata lo mejor del ser humano, el estilo personal en su auge máximo, la libertad de elegir lo que llevamos como una expresión de arte, como una manifestación de quiénes somos.




Ya no se usan los términos “combina – no combina” o “se usa – no se usa”. Hoy en día lo que para nosotros combina para el otro no, y con esto no quiero decir que vale todo y cada uno sale a la calle con lo que se le antoja; por supuesto que hay que respetar ciertos contratos sociales y ubicarse en tiempo y espacio llevando un estilo acorde a nuestra edad, profesión, ámbito en el que nos desempeñamos, ocasión a la que asistimos, etc. Pero las pasarelas del mundo están acreditando esta manera de vivir la moda mostrando superposición de estampados y colores, diseños de líneas minimalistas y limpias visualmente, colecciones enteras realizadas con fibras naturales, utilización de modelos andróginos, tendencias retro, masculinización de la moda femenina, y la lista es interminable.
Hay que aprender a reconocer en el espejo las dos siluetas: la material y la etérea. Conocer en profundidad nuestro ser interior nos permitirá vestir el exterior de acuerdo a nuestra esencia más pura. Aceptar y querer lo que somos realmente nos libera de antiguos paradigmas estéticos y nos hace más fácil el camino para obtener una imagen cohesionada entre lo que hay adentro y lo que se ve por fuera, y ese es un camino de ida que mejorará nuestra vida y nos permitirá vivirla con plenitud y total aceptación.